su maldito corazón alteró el mío.

Hoooooli, ¿qué tal estáis? Siento el gran parón, pero el curso...Un beso a todos. 

Gracias por todo vuestro apoyo y cariño diario. 

   

[ Creemos en la magia sin saber que la magia tiene un precio que debemos pagar. ]

Su maldito corazón de acero fue lo que alteró al mío.

Yo también creí ser acero, creí que estaría siempre con el corazón nuevo y sin nada que perder. Creí que nunca me iba a romper, ¡estaba hecha de acero! Y resulta que algo revolucionó todo mi ser y todo aquello en lo que confiaba y creía, se destruyó.

No sabía cómo se vivía con un corazón roto y mucho menos cómo se podía reparar, pues dicen que las personas somos como el cristal.

Creíamos que el acero era fuerte, que valía para sentir dolor y ahora resulta que es precisamente dolor lo que tenemos que sentir de vez en cuando para saber apreciar ciertas cosas.

Lo descubrí al mirarme en el espejo y ver mis ojos rojos, llenos de lágrimas y un cierto desgarre en el corazón que no sabía cómo parar.

Me equivoqué y entonces me di cuenta de que este acero no era un acero irrompible sino un acero inolvidable.

Su maldito corazón de acero fue lo que alteró al mío.

En ese momento supe que las personas tenemos ese acero inolvidable que hace que nos marquen y que marquemos a personas que la vida nos proporciona.

¡Si me lo hubieran dicho antes...! ¡Pobre de mi!

Mi acero está para compartir, se rompe, pero se arregla. Eso es lo que más me gusta. Es esa sensación de estar andando al lado del precipicio, sabiendo que algún día te caerás y que tendrás que apañártelas para subir otra vez.

Su maldito corazón de acero fue lo que alteró al mío.